Grandes Metas, Grandes Cambios

Grandes metas exigen grandes cambios. Muchas personas anhelan esta realización y buscan seguridad para alcanzar la plenitud, pero pocas aceptan el vértigo que implica dicha transformación. La mayoría prefiere refugiarse en la comodidad y en aquello que su cerebro ha almacenado como programas subconscientes desde la infancia. Pocos están dispuestos a dejar de ser quienes son y cambiar sus paradigmas; se aferran a lo viejo con demasiado ego, lo cual les impide llegar a lo nuevo. Considero que este es uno de los pasos más difíciles para la mayoría de los seres humanos, y quienes se atreven son minoría.

Vivir se trata de arriesgarse ante lo nuevo y de desmontar rutinas que parecen obsoletas. Algunos viven su vida atrapados en esa inercia, lo cual, para algunos, puede equivaler a estar muertos en vida. La vida cambia constantemente: en seis meses, la mayor parte de nuestras células se ha renovado. Biológicamente nunca somos los mismos; solo tu resistencia mental al cambio te hace permanecer igual. "Sobrevivir" es protegerse tanto que casi nada significativo ocurre en nuestras vidas.

Te invito a apostar sin garantías, a asumir la posibilidad del error. Si te equivocas, corriges y sigues. Y si te juzgan, ignóralos; al final, el que juzga no suele haber logrado nada.

No se trata de tener menos miedo al riesgo, se trata de que tu deseo y tu pasión pesen más que el miedo. Ese temor es el que te mantiene en tu situación actual, ya sea de enfermedad o de incomodidad emocional. El 20% es teoría (qué hacer para cambiar) y el 80% es mentalidad (realizar el cambio desde adentro). Si bien es un gran peso y parece demasiado —pues algunos piensan erróneamente que los cambios deberían ser de afuera hacia adentro—, una de las leyes universales dicta que las cosas se ganan a través del esfuerzo; sin esfuerzo no hay cambio.

No es necesario realizar cambios gigantescos en pocos días, aunque haya personas capaces de hacerlo. Se trata de respetar tu realidad y tu ritmo; como digo siempre: la mejor fórmula es la que te funcione a ti. El objetivo es realizar pequeños cambios que te lleven a generar un hábito inquebrantable. Debes lograr que tu cerebro grabe ese hábito hasta que ya no puedas salirte de él. De la misma manera que grabaste el hábito que no te ayuda a vivir bien y afecta tu salud, así mismo puedes lograr grabar el nuevo con pasos consistentes y disciplina. Al inicio duele e incomoda, pero tienes que forzarte a hacerlo.

Piensa un poco: ¿qué pasaría si te caes en medio de ese camino? No pasaría nada. Observas el error, extraes la enseñanza y sigues. Este proceso implica humildad: reconocer que no lo sabemos todo y que cada experiencia tiene un mensaje que puede fortalecernos. Las derrotas no te definen. ¿Qué pasaría si conviertes cada caída o error en un maestro y dejas de pensar que son fracasos? Esos momentos pasarían a ser una serie de entrenamientos. Esto duele, sí, pero ese dolor es señal de expansión.

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